EL SEXO EN EL ADOLESCENTE

 Freud estableció la importancia de los cambios puberales en el camino del autoerotismo a la sexualidad madura genital. Los cambios biológicos de la pubertad imponen la sexualidad genital al individuo e intensifican la urgencia del duelo por el cuerpo infantil perdido, que implica también el duelo por el sexo perdido.

La adolescencia puede ser muy difícil de atravesar si no se habla del sexo, la sexualidad y la identidad sexual.

El psicópata, en cambio, permanece en una bisexualidad fantaseada que tiene para él todo el significado de la realidad psíquica y que le impide relaciones amorosas de objeto y el logro de la pareja que busca, y que en cambio sí puede obtener el adolescente normal. Éste pasa por momentos de confusión de sexos que implican fantasías homosexuales, que son las que precisamente le permiten elaborar los duelos inherentes a esta etapa del desarrollo.

El único método infalible para lograr la seguridad sexual, por supuesto, es decir "no" y posponer la actividad sexual hasta ser mayores. La buena noticia es que la mitad de todos los adolescentes lo hacen. Pero eso deja a la otra mitad en riesgo; muchos de ellos tienen relaciones sexuales sin protección.
En la cultura sobre sexualizada actual de los sitios de internet, los animadores de los medios masivos de comunicación y la programación durante las 24 horas del día, los 7 días de la semana, la charla tradicional de la "cigüeña" (o el folleto que se le entrega al niño para que lea por su cuenta) sobre los aspectos básicos de la reproducción es completamente inadecuada. La única manera de fomentar el bienestar y la seguridad de los padres y los hijos por igual es preparar con cuidado a los niños para los cambios normales en sus cuerpos, el ataque continúo ejercido por la presión de los compañeros, la glorificación mediática de la sexualidad irresponsable y los atractivos engañosos de la publicidad.


¿Cuándo es entonces el momento indicado para hablar con su hijo sobre el sexo? 

Es conveniente comenzar a preparar el terreno para estas conversaciones mucho antes del inicio de la pubertad. Cuanto más frecuentes y francas sean las conversaciones sobre temas sexuales, más probabilidades habrá de que tales conversaciones sean más fáciles e incluso más sinceras, a medida que ambos se sientan cómodos hablando de ello. "Reconozcamos que a todos nos da vergüenza hablar sobre el sexo con otras personas". La manera más fácil de comenzar es ser honesto con su hijo adolescente: "Realmente es difícil para mí hablar de esto y fue difícil hacerlo con mi papá cuando tenía tu edad". Pero es importante conversar y a veces debemos hablar sobre cosas incómodas".

No olvide recordarle a su hijo que siempre está de su lado. "Nunca permita que se olvide de que su amor es incondicional" "Dígale que usted lo apoya, que lo ama y que estará a su lado sin importar lo que suceda. Sí, es mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero no por eso es menos importante".

¿De qué debemos hablar? 

Puede empezar a hablar de cómo se exhibe la sexualidad en los medios de comunicación y, lo que es mucho más importante, cómo repercute esto en la vida real; las consecuencias potencialmente negativas y las catástrofes que podría provocar la actividad sexual, así como el placer y los resultados positivos de la sexualidad responsable (recuerde: lo importante aquí es ser honesto). "Hablen sobre un personaje de un programa de televisión que tomó una decisión con respecto al sexo". Comience la conversación allí pero no la convierta en un discurso personal. Si critica con dureza lo que ambos están viendo, su hijo dará por sentado que no hay nada que discutir y se interrumpirá de inmediato el canal de comunicación".




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